Aunque son de familias rimbombantes, tienen grandes apellidos, han trabajado todo su vida robando y aprovechándose de alguna manera del Estado, tienen títulos en prestigiosas universidades del mundo, mejor dicho son más preparados que un discurso de Pacho Maturana después de una derrota; los actuales candidatos a la presidencia de este país se les ve por las calles de Colombia haciendo… no digamos el ridículo, porque suena ofensivo, digámosle: sacrificios de inteligencia por un voto.
A alguien le escuché una frase de antología, “por más candidatos que sean, al final de cuentas siguen siendo colombianos”. Nada más cierto. Las demostraciones que hacen en las plazas públicas, en los foros, en las reuniones de compra y venta de votos, cocteles, en los debates etc, se pueden definir como gotas de humor que alegran la vida de este pobre país. Por eso debemos aprovechar esta época electoral, porque los candidatos son como las novias: hoy te hacen reír y mañana te tienen el poder (matrimonio/presidencia) y son sólo cantaletas y lágrimas. Por eso debemos ver con añoranza esta época electoral, porque para ver tanto humor reunido toca esperar que Juan Ma. Santos contrate a Juan Tamariz.
Y es que ver a Noemí Sanín riéndose como reina de belleza (aunque ella ya perdió su atributo, quién sabe en qué embajada) riéndose nerviosamente porque se siente corchada por casi todas las preguntas que se le hacen. O a Santos bailando mápale con un par de morenas despampanantes en el Choco. O Mockus saltando y gritando diciendo que “el que no salta es politiquero”. O a Vargas Lleras energúmeno porque no lo dejan hablar. Son eventos bonitos, mejor dicho, son cosas que el dinero no puede pagar, para todo lo demás… Al final de cuentas estos vigorosos patriotas demuestran a las claras que, por más que usan bonitos vestidos terminan reflejando lo qué es ser colombiano. Qué más podemos pedir de un país que le hace novela a Marbelle (ojala se escriba así)
Eso sí, hay que diferenciar, los candidatos de las campañas, aunque ambos factores se complementan, de forma negativa, pero se complementan. Las dos campañas más sobresalientes la de Mockus y la de Santos cometen crasos errores, todo con el fin de llegar al punto vital de esta campaña, las encuestas, que al final son el punto determinante, pero de eso hablaremos más adelante.
Empecemos con la campaña del Santo del periódico: En medio de las picardías, reversasos y las nuevas imágenes, la campaña de Santos ha dejado escapar una tortuga. La única labor que necesitaba era no alejarse de la sombra del arriero presidencial, sólo necesitaba atraer al mismo 60 por ciento que siempre apoyó al mesías paisa. No era más. Pero se enredó ante el avance de la ‘baldao’ verde. No supo cómo responder a una campaña masiva, iniciada en internet y apoyada por una visión de política honesta, que es lo que encarna la campaña de los girasoles (que no necesariamente lo hace el candidato como tal).
Cabe resaltar que la campaña Santos U, tiene un error que les puede costar la elección. Esta contienda se está encaminando hacia la búsqueda de personas que estén desligadas (o por lo menos eso parezca) de la politiquería, la corrupción y esas trampillas que caracterizan a todo político colombiano. Y la campaña sólo: le ofrece puestos a lo que se mueva, usa la voz de un imitador para simular la del presidente (que picardía). Y para rematar acepta su derrota como campaña al cambiar todo días antes de la elección. Todo mal, repito dejaron escapar una tortuga.
Pero la campaña de Mockus no tiene mucho de qué sentirse orgullosa. Logró tener un impacto importante con su incursión viral en toda la Web 2.0, toda una innovación en Colombia (fue patentada por Obama) y se posicionó en las encuestas. Comete el flagrante error de pensar que las personas que no están de acuerdo con sus postulados, son brutos, o van o botar el voto a la basura, o que quieren que país se caiga. En otras palabras, en vez de buscar puntos de acuerdo con los poco Mockusianos los alejaron, dejando una espora de lo ignorantes que somos. Y como en estas tierritas somos más los bruticos.
No logró consolidar esa percepción de transparencia que irradió el Partido Verde, en las pasadas elecciones y para rematar, nunca logró hacerle entender a su candidato algo muy simple, para un político (por muy malo que sea) hacerse entender, rápido y por todos. Para ellos fue una tarea imposible. Mockus que se hace entender más hablando en lituano, solo le dio por meterse con Dios (error grave, para un país aún tontamente católico –perdón má-). Como a los otros se les escapó una tortuga, estos dejaron pasar el furor sin consolidarse.
Encuestas sobre ideas
Pero la mayor mancha de ambas campañas fue haber centrado sus trabajos en lo que pasaba los lunes en la W, cuando Julito, con su voz tranquila daba los resultados de las encuestas. Esta, como casi todas, fue una campaña de encuestas y no de proyectos programáticos, que urgen para sacar a este país del atolladero en que esta. Simplemente se movió al ritmo de las intenciones de voto. La pregunta fue ¿qué decimos para causar impacto en los votantes? Mientras que debió ser ¿qué proponemos para mejorar esta paupérrima situación? En conclusión el verdadero elector fue un teléfono y las ganas de contestar una encuesta.
Más lamentable aún fue que, cuando a los candidatos y campañas se les dio por la osadía de proponer salieron con unas cosas traídas de los cabellos (por decir lo menos). Varios botones: Mockus dijo que, “los dineros públicos son sagrados” No se lo cree, ni él. “Hay que eliminar los parafiscales”, de suma inteligencia la medida. Santos dijo que, “atacaré dónde sea a las Farc”, muy inteligente. “Mi labor social será una prioridad”, tampoco se lo cree, ni el mismo.
Eso por hablar de los temas álgidos. Hay que reconocerles a todos los candidatos que tienen solución para todos los problemas y afecciones que aquejan a este país. Ellos tienen al país en la cabeza, (sobre todo Petro y Santos), pero a todos siempre nos queda una pregunta de todo lo que proponen, es más, es simple. ¿Cómo carajo lo van hacer? Ahí es cuando llegan las sonrisas y las gotas de humor, porque estos jóvenes más bien son regulares para improvisar. Están tan desligados de las propuestas y enamorados de la encuestas que, nadie, por ejemplo le dio por preguntarse ¿cómo van hacer para que sus maravillosas ideas pasen por un Congreso plagado de Senadores Urisbistas, que donde su candidato no gane, pues se convertirá simplemente una verdadera oposición? Es una simple preguntica.
Otro lugar común que se vio por parte de las campañas fue buscar las confrontaciones entre los candidatos. Todos estaban pendientes a ver qué decía al otro para caerle encima y generar una distorsión. Entonces la campaña no fue de tesis, muchos menos de propuestas, se redujo a: “él dijo. No yo no dije eso” o “no Julio, ustedes me mal interpretan”. De nuevo buscando su objetivo real, que no era mejorar el país, sino mejorar en las diosas encuestas. Fue tal el miedo a caer, que tanto Santos, como Mockus se cuidaron al máximo de cualquier respuesta incendiaria, que le quitará el gran premio que es la intención de voto. No me imagino lo duro que fue mantener callado a Antanas.
Entonces todo se reduce al tamal, la teja y la lechona
Después de este panorama poco alentador, las campañas que ya cometieron todos los errores habidos y por haber, aún les queda una oportunidad para salvar la patria. Es el momento que vayan haciendo los contratos y licitaciones con las diferentes empresas de tamales y lechonas, para que el 30 de mayo no los coja la elección sin preparación. Recomiendo (sin comisión de por medio) Lechonas y Tamales Tolima, son muy buenas.
La cervecita en cantidades industriales no puede faltar, todos sabemos que los colombianos borrachos somos buenos políticos, sino pregúntele a nuestros Senadores que se la pasan ‘peados’ en las diferentes sesiones. Deben estar preparados para los votantes más sofisticados, el whiskisito no puede faltar. Ojo, soldado advertido. Ah, y por favor un llamado a las campañas: hay que hacer una reactivación al sector de la construcción, por eso ni los Verdes, ni los de la U se deben olvidar del cemento y las tejas, que por demás son ganchos muy efectivos para cautivar votos.
Vamos a quiénes se desenvuelven mejor. Humildemente creo la campaña Santos tiene ventaja en esto. Pero aunque la de Mockus siempre su opuso a este método efectivo de conseguir votos, yo creo que es mejor que se remanguen las mangas verdes y le hagan a la repartición, porque es la única forma de ganar. Vaya visualizándolo Vota verde, vota tamal.
Si, a esto se reduce una campaña para que se vuelva productiva y realmente se transforme de intención de voto a un voto real. Como las campañas se dedicaron a difamar, no proponer y mucho menos a visualizar un país mejor, entonces esperemos que hagan bien la tarea de la política tradicional colombiana: Lechona, tamal, y tejitas.
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