En la mente de muchos colombianos lo más importante que va a pasar este año es el mundial de Sudáfrica, o que van a venir Coldplay y Metallica, o que Santa fe vuelve al ruedo internacional en el segundo semestre del año (prepárate LDUQ vamos por ti). O que Marcela Mar, le va a quitar el novio a Sarita Corrales, bueno en fin… Muchos eventos llaman la atención de los colombianos este año, y bueno, habrá que reconocer que estos sucesos son claramente más atrayentes que las elecciones que se van a desarrollar en este país. Pero pues, es necesario saber que en el 2010 los colombianos (algunos pocos) van a decidir quiénes van a ser nuestros representantes a la Cámara y al Congreso, y aunque esto suene medio tonto, estos dicharacheros jóvenes (y estoy siendo en extremo respetuoso con estos ladrones), estos colombianos ejemplares (imagínense cómo son los que no son tan ejemplares) son los que van a tomar la decisiones y el camino de Colombia por los próximos 4 añitos, hasta llegue Brazil 2014.
Creo que casi todos (los colombianos) están al tanto que este año se va a escoger un nuevo Presidente (jeje ese chiste estuvo bueno), claro, teniendo en cuenta que hay que pasar por un referendito, una campañita de Presidente/candidato, y una ‘perpetuacionsita’ en el poder, copiando cabalmente a un vecinito chistosito que tenemos.
En el caso que nuestro arriero no pueda lanzarse a su trilogía, las elecciones presidenciales van a marcar un hecho histórico; habrá una renovación en el poder, marcado indudablemente por los lineamentos de una política que fue exitosa como la seguridad democrática, pero que tendrá que corregir la pésima (paupérrima, deplorable, descarada) gestión en todo lo que a seguridad social refiere de estos dos períodos, hecho que no suena muy fácil. Porque hacer que haya un sistema de salud adecuado, salarios ajustados a la realidad de la vida actual, mayas viales mínimamente decentes, generación de empleo (el que sea), arreglo del pasivo pensíonal, entre otras perlas, pues, la verdad suena más fácil que el Procurador diga que es del Polo Democrático. O que Piedad Córdoba diga que es Furibista.
Volviendo al tema de la elección de los representantes a la Cámara y el Congreso. Esta es una nueva oportunidad para ver lo que significa ser colombiano. Lo primero, hay que reconocer que somos un pueblo indiferente, donde muy pocas interesan como bien común, y que no hemos entendido cómo funciona eso de la democracia y por la cultura del ‘importaunculismo’ se perpetuán a los mismos bandidos de cuello blanco. Eso sí, idolatra a las figuras públicas y las considera superiores. Para la muestra unos botoncitos: Sabía usted que Willington Ortiz, gloria del fútbol colombiano fue Representante a la Cámara con poca trascendencia. Sabía usted que María Isabel Urrutia, medallista olímpica es congresista y que no lo hace nada mal. Sabía usted que Lucero Cortez, actriz de Padres e Hijos es congresista y además quiere ser cabeza de lista para las próximas elecciones por Cambio Radical. Eso por hablar de los que están actualmente.
Ahora, es una delicia hablar de los que se van a postular para las próximas elecciones. Algunos botones: Sabía usted que Gregorio Pernía, reconocido actor se va a lanzar a la Cámara de Representantes. Sabía usted que Javier Hernández, comentarista de fútbol (malísimo) y por lo que se vio un ídolo del Canal Caracol se va a lanzar al Senado, con la premisa “Me canse (sin tilde) de que nos metan goles”. Sin comentarios. Sabía usted que, Aura Cristina Geitner se va a lanzar a la Cámara. Por fin descubrí por quién voy a votar. Y para no extenderse mucho, sabía usted que hay una posibilidad latente que Faustino Asprilla se lance para la Cámara de Representantes.
Para que vayan viendo cómo va la mano. Ahora, hay que decir que ellos, como colombianos mayores de edad y con las suficientes capacidades mentales (algunos) tienen todo el derecho de lanzarse a la palestra pública y representarnos. Al final de cuentas el problema es de los pocos electores que tienen estas rimbombantes opciones. Me pregunto ¿cómo sería una intervención del ‘Tino’ Asprilla en una plenaria? Cosas que el dinero no puede pagar.
Estos personajes son el toque cómico y populista que tiene toda elección colombiana. Pero hay otros colombianos que también están en plena campaña para ocupar estos importantes escaños que tienen relación directa con el pasado reciente de corrupción, violencia y muerte que representan procesos como: la ‘Parapolitica’, la ‘Yidispolitica’, los falsos positivos, las pirámides y muchos otros detallitos. En un completo informe el periódico El Espectador presentó los nombres de más 100 aspirantes a Cámara y Congreso que tienen algún parentesco, ya sea familiar, o de influencia, con políticos implicados en diferentes procesos judiciales. Esto, en palabras más sencillas es la repetición de la ‘repetidera’. Los mismos politiqueros de siempre impregnados de corrupción, que tienen una completa infraestructura para que los mismos de siempre voten por ellos y así se continúa con la cadena eterna.
Algunos botones: Sabía usted que, Juan Felipe Lemos Uribe, uno de los sobrinos del famoso Mario Uribe (primo del Presidente y metido en la ‘Parapolitica’ hasta el cuello) se está lanzando para la Cámara de Representantes por el departamento de Antioquia. Sabía usted que los apellidos: Vives Lacoutire, Suárez Mira, Yépes Álzate, vuelven de algún modo a lanzarse. De nuevo para no extenderme más, dejo el link para que disfruten de nuestra rampante corrupción, esa que es tan divertida y tan poco conocida por la mayoría. http://static.elespectador.com/archivos/2010/01/cb7546a99b3044a97961c037bcab923a.pdf.
Hay que ser justos con algo. Algunos casos pueden ser personas de bien que quieren lo menos peor para este país y que no tienen ninguna relación con estos familiares o mecenas que por motivos de la vida les dio por meterse con paramilitares. No, ellos son castos y puros de esos nexos. Son como aquellas mujeres de no saben que hay hoteles con la letra M.
Después de estos dicientes ejemplos, queda claro que la política de este país está en manos de unos pocos, con los mismos apellidos de siempre, con la misma corrupción y con los mismos vicios de siempre; esos que rezan que “mientras yo pueda hacerme rico, que el pueblo coma mier…”.
Pero seamos honestos, la culpa no es de estos ‘próceres de la patria’. La responsabilidad recae un cada uno de los colombianos que ni siquiera se han dado por enterados de qué este año hay elecciones; de esos colombianos que, por una teja, una lechona o un simple pan regalan su voto; de esos colombianos a los que esta cruda realidad les resbala; a esos colombianos que se dejan llevar por figuras que ven por televisión; a esos colombianos que le dedican toda su vida a trabajar para que estos leguleyos coman y vivan como reyes, a costa de la atrevida ignorancia e indiferencia que azota a está semidestruida Colombia.
Y dirán, ¿y cuál es la solución? Respuestas sencillas y a la vez utópicas. Que los colombianos se pronuncien de manera activa en las urnas, que voten a conciencia, que entiendan lo que es un programa de gestión. Que no le den oportunidad a los mismos pillos de siempre para que se perpetúen en su reinado de corrupción y opulencia. Que no pongamos a figuras del espectáculo en curules, no porque no puedan, sino porque no tienen ni idea de lo que hacen. Que reconozcamos lo podridos y oscuros que son los nuevos partidos políticos ADN y PIN. Que acudamos a las urnas sabiendo que vamos a decidir cuál va hacer el futuro que marcará el país.
Que entendamos que cada voto cuenta, porque ese el único derecho de participación constitucional que tenemos. Y que por amor de Dios no reelijan al arriero, porque destruiría la poca institucionalidad que le queda a este país. Pero volvamos a ser honestos, es más fácil que los colombianos dejemos de tomar…
Así las cosas, lo mejor será sentarse y mirar como esto se desmorona. Y esperar que la promesa maya nos coja confesados. Eso sí, tranquilos porque si no nos destruye un terremoto, un meteorito gigante o las bombas de Chávez; entre el ‘Tino’, Hernández Bonett, el Ministro de Protección Social, Valencia Cossio, ‘Uribito’, los ‘para-narco-facrco’ políticos y la inmaculada gestión de nuestro arriero, lo van a lograr.
Buen blog. Razón le otorgo al autor. En esa democracia nuestra, seguro nuestro querido Faustino recibirá todo el apoyo del pueblo. Porque preferimos ver el escándalo que hace en el Congreso a realizar un seguimiento programático a quienes nos deben su salario. Así sea por un tamal o por una teja, que al final se rompe cuando entra la policía.
ResponderEliminarMuy bueno! solo creo que los Colombianos son un poco más ambiciosos!!! en vez del pan, pensaría yo que con un tamalito, dan el voto!!! =) Bien Willi.
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